Amaba la soledad, porque en su seno,

Amaba la soledad, porque en su seno, dando rienda suelta a la imaginación, forjaba un mundo fantástico, habitado por extrañas creaciones, hijas de sus delirios y sus ensueños de poeta, tanto, que nunca le habían satisfecho las formas en que pudiera encerrar sus pensamientos, y nunca los había encerrado al escribirlos.

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Bécquer, G.A. (1862) Leyenda 6: Rayo de Luna, Tomo 1, [fuente: http://etc.usf.edu/lit2go/49/obras-de-gustavo-adolfo-becquer-tomo-primero/919/leyenda-6-el-rayo-de-luna/ consulta: 15 de mayo de 2014]

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