No hay ningún problema insoluble. Y la

No hay ningún problema insoluble. Y la experiencia me ha dado la razón hasta ahora, pues a menudo vi cómo un hombre sobrepasaba un problema que hacía zozobrar a otro por completo. Ese “sobrepasar” se mostró, bajo una experiencia más amplia, como un aumento del nivel de consciencia.

[Total:0    Promedio:0/5]
Jung, C. G. (1929). Introducción. En R. Wilhelm (autor) El secreto de la flor de oro, p. 46, Barcelona:Paidós, ISBN: 978-84-493-2227-3

Deja un comentario

  Campo Obligatorio
Puedes utilizar estas etiquetas HTML en el comentario
<a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>