El maestro japonés Nan-in recibió a un profesor de filosofía.
Nan-in sirvió té, colmó la taza de su visitante y continuó vertiendo.
El profesor la contempló rebosar hasta que ya no pudo contenerse:
— ¡Deténgase! ¡Esta taza está colmada, ya no entra más!
Nan-in dijo:
— Como esta taza, estás colmado por tus propias opiniones y especulaciones. ¿Cómo te podría yo mostrar el zen si no vacías antes tu taza?[Total:1 Promedio:5/5]