No es cierto que ya no recuerde nada, los recuerdos están todavía allí, escondidos en el ovillo gris del cerebro, en el húmedo lecho de arena que se deposita en el fondo del torrente de los pensamientos, si es verdad que cada grano de esa arena mental conserva un momento de la vida fijado de manera que nunca se pueda borrar sino que sea sepultado por miles de millones de granitos.
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