No hay nada más peligroso que un amigo indiscreto; es a veces preferible un enemigo prudente.

Perdonar no es olvidar, y en el perdón sin olvido sobran palabras y falta corazón.

No cojas la cuchara con la mano izquierda.
No pongas los codos en la mesa.
Dobla bien la servilleta.
Eso, para empezar.

Quien tiene miedo tiene desgracia.

Cuando os disculpáis o dais las gracias, lo ideal es hacerlo sin esperar a que los otros cambien.

Se te caes siete veces, levántate ocho.

No entres dócilmente en esa noche quieta.
La vejez debería delirar y arder cuando se cierra el día;
Rabia, rabia, contra la agonía de la luz.

Así, tú, que corres tras una mujer que te profese cariño perdurable, dedícate a frecuentar los lugares en que se reúnen las bellas.

Los pequeños ladrones, desde la cárcel, ven pasar a los grandes ladrones en carroza.

Siento la necesidad de tomar a mi madre como ejemplo, y de respetarla; es cierto que en la mayoría de los casos mi madre es un ejemplo para mí, pero más bien un ejemplo a no seguir.

Ignorando el problema de la conciencia, la psicología se cierra ella misma el acceso al estudio de los problemas complejos del comportamiento humano. Se ve obligada a limitarse a sólo clarificar los vínculos más elementales del ser vivo con el mundo.