La evidencia es a los ojos del espíritu lo que la visión a los del cuerpo.

Los ojos se fían de ellos mismos, las orejas se fían de los demás.

He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón.

A mi izquierda el verano despliega sus verdes libertades, sus claros y cimas de ventura: follajes, transparencias, pies desnudos en el agua, sopor bajo los plátanos y un enjambre de imágenes revoloteando alrededor de mis ojos entrecerrados.

Nosotros no nos guiamos únicamente por el color. Nosotros vemos, sentimos, olemos, sabemos. Nosotros nos fijamos en todo, pero vosotros sólo os fijáis en el color

Quien no comprende una mirada tampoco comprenderá una larga explicación.

A medida que uno se acerca, la vista crece y crece, hasta que por fin, a través de esa misma estrecha ventana está uno contemplando el universo.
Citando a George Wald

El que no mira, no suspira.

Hay quien permanece en silencio para esconderse, quien baja la cabeza y esquiva las miradas para aislarse de los demás.

Las muñecas que cierran los ojos, los cierran muertos, no dormidos.

Ojos que no ven, corazón que no siente.

Al escoger un asunto para representarlo es indudablemente por el interés que despierta. Ahora bien, si encontramos un medio para hacer patente la cualidad que nos interesa, haremos el asunto simpático a los ojos de todos.

Los ciegos serían felices en este país, que para la lengua es paraíso y para los ojos infierno.

Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.
[texto original] Es con el corazón que vemos lo verdadero; las cosas esenciales son invisibles para el ojo.

Por una mirada, un mundo; por una sonrisa, un cielo; por un beso… ¡yo no sé qué te daría por un beso!