No es la alegría de la vida la que mata el espíritu de la niña de “las zapatillas rojas”, sino su ausencia. Cuando una mujer no es consciente del hambre que pacede y de las consecuencias de utilizar vehículos y substancias que llevan a la muerte, se pone a bailar y ya no se detiene. Tanto si se trata de pensamientos negativos, relaciones insatisfactorias, situaciones ofensivas, drogas, todas ellas pueden ser como las zapatillas rojas, de las que cuesta mucho arrancar a una persona una vez se han apoderado de ella.