A veces es difícil distinguir entre la adoración del ser amado y la adoración de uno mismo.

Querer a alguien por compasión significa no quererlo de verdad.

Cuando has dejado de ver a los otros como almas sagradas en un viaje sagrado, no puedes ver el propósito, la razón, que se oculta tras toda relación.

Todo el mundo se crea una serie de relaciones más o menos imaginarias basadas esencialmente en la proyección.

Podría decirse que en el amor, el dolor es proporcional a la belleza de la historia que has vivido.

Aunque el tiempo desgaste muchas cosas, te sigue faltando algo cuando acaba un amor.