La mano oye también, Eduardo: la rigurosa soledad
de este trazo que conduce de tu sombra a tu nombre,
con la abulia del sol, con la mudez de los días.[Total:0 Promedio:0/5]
La mano oye también, Eduardo: la rigurosa soledad
de este trazo que conduce de tu sombra a tu nombre,
con la abulia del sol, con la mudez de los días.[Total:0 Promedio:0/5]