La indispensable representación en el tétrico negocio de morir y matar es particularmente evidente en el caso de los ejércitos. Sus uniformes, banderas, emblemas, desfiles, música, y protocolo y ritual elaborados están diseñados para separar al soldado de su yo de carne y hueso y enmascarar la realidad abrumadora de la vida y la muerte. Hablamos del teatro de la guerra y de las batallas.