El sábado y el domingo sintió la dulce levedad del ser, que se acercaba a él desde las profundidades del futuro.

El amor no se manifiesta en el deseo de acostarse con alguien (ese deseo se produce en relación con una cantidad innumerable de mujeres), sino en el deseo de dormir junto a alguien (este deseo se produce en relación con una única mujer).

El amor es una actitud que es la misma hacia todos los objetos, incluyéndome a mí mismo.

El corazón sincero no teme la prueba del fuego.

Revisar qué proyectamos en las personas de quienes nos enamoramos requiere todo un desafío para las mujeres y los hombres que pretendemos ser responsables de cada acto de nuestra vida.

Se había quedado petrificada de miedo al verlo andar hacia ella, sentía pavor de que supiese cuánto lo amaba, cuánto lo esperaba, cómo soñaba con tomar su mano, pasar por delante del portal de la escuela y seguir la carretera hasta el final, donde, según decían, había una gran ciudad, personajes de la tele, artistas, coches, muchos cines y un sinfín de cosas buenas que hacer.

Quería tener la seguridad de que la amistad erótica nunca llegaría a convertirse en agresividad del amor, y por eso mantenía largas pausas entre los encuentros con cada uno de sus amantes.

Algo menos que el amor no es amor.

Si no amamos a los demás, no nos amamos a nosotros mismos. Dios es amor, y en su amor no existen las discriminaciones.

El amor no está en el otro, está dentro de nosotros mísmos; nosotros lo despertamos. Pero para que despierte necesitamos del otro.

Si aceptamos la idea de que hablamos con el fin de influir en el otro para que se vuelva receptivo a nuestros propios afectos, comprenderemos la necesidad de esos pequeños flechazos.

La verdad del amor no radica en un beso y una flor, sino que va más allá, donde los corazones se puedan juntar y abrir a la verdad.

Entiendo que en un primer momento somos instinto; pero lo que perdura es el amor.

Amo la idea de que nada es obligado, que el amor de los demás, su tiempo, su atención, son regalos que se deben merecer y no sólo pretender.

Si me queréis, aquí, marcharse. Si me queréis algo, irse.