Cuando comencé mi carrera como psiquiatra y psicoterapeuta práctico, la desconocia por completo [la filosofía china], y sólo mis ulteriores experiencias médicas me indicaron que, por medio de mi técnica, había sido conducido inconscientemente por ese camino secreto del cual, desde hace miles de años, se han ocupado los mejores espíritus del Este.

Amo la idea de que nada es obligado, que el amor de los demás, su tiempo, su atención, son regalos que se deben merecer y no sólo pretender.

La ley de la experiencia es siempre perfecta, siempre vamos más allá de nuestras expectativas y creencias.