No entres dócilmente en esa noche quieta.
La vejez debería delirar y arder cuando se cierra el día;
Rabia, rabia, contra la agonía de la luz.

Hubo un tiempo en que nos fijábamos en las hojas secas
en el muro de ceniza y en la noche descalza
y en la luna pálida de tantas destrucciones
y así apostábamos a la melancolía
inconscientes de que ése no era aún nuestro percance
faltaban temporadas de sistemática pobreza
laberintos privados y tristezas de medio pelo

Dices que esta noche has pensado en ella, siendo ella
           otra, cualquiera, tú; siendo muchas, nadie, sien—
           do nunca.

Por muy larga que sea la noche, el amanecer llegará.

Hicieron el amor toda la tarde, pero al llegar la noche el encanto se disipó, y ella dijo la frase que no le gustaría haber pronunciado jamás: «Tengo que volver, mi marido me espera».

Como un mar, alrededor de la soleada isla de la vida, la muerte canta noche y día su canción sin fin.

MABEL CHILTERN –Siempre me dice usted sus malas cualidades, lord Goring.
LORD GORING –¡Y aún sólo le he dicho la mitad, miss Mabel!
MABEL CHILTERN –¿Las otras son muy malas?
LORD GORING –¡Horribles! Cuando pienso en ellas por la noche, me duermo inmediatamente.
MABEL CHILTERN –Bueno, pues me agradan sus malas cualidades. No debe dejar de tener ninguna de ellas.

No tengo la más remota idea de por qué a muchos nos ocurre esto. Si sólo fuese algo relacionado con la inactividad y la desgana, seriamos muchos más los que durmiéramos de día. Supongo que realmente sí que es algo que de una forma u otra está en nuestra naturaleza, y quizás tengamos que hacernos a la idea de aprender a vivir con ello. No hace falta decirlo, pero aprender a vivir no significa aprender a morir.

pero

a lo lejos
se oyen telarañas
violentas,motocicletas,
imperios de policía
y navajas, por doquiera,
noches que hunden
o empujancuerpos de amargura negra,

!…SERAN BESTIAS!.

Digo esta noche, como si se tratara siempre de la misma noche, pero ¿hay dos noches?

Qué forma tan miserable de hacer las cosas. Aqui en cambio, la mayoría de las veces los días y las noches van de dos en dos, o de tres en tres, y muchas veces, en invierno, tenemos hasta cinco noches juntas… para estas más calentitos.
La Reina roja

Tiembla en la noche húmeda mi vestido de besos
locamente cargado de eléctricas gestiones,
de modo heroico dividido en sueños
y embriagadoras rosas practicándose en mi.